jueves, 28 de noviembre de 2013

Fundadores : Fray Alfonso María de la Cruz Sardina y Zavala

NUESTROS FUNDADORES: 

FRAY ALFONSO MARIA DE LA CRUZ SARDIANA Y  ZAVALA
Nació el 30 de mayo de 1842, en la cuidad de Huánuco, procedente de padres cristianos: don Manuel sardinas y doña manuela Zavala, quienes iluminados por la fe lo bautizaron con el nombre de Fernando el día  10 de junio de 1842.
Perdió a sus padres a tierna edad y quedo bajo la tutela de su tío, don Isidro soler.
A los 15 años decidió vestir el sayal franciscano atraído por la misión que dieron los padrea franciscanos del convento de Ocopa, donde realizo sus estudios eclesiásticos y se consagro al servicio total de dios por la profesión de sus votos religiosos el 18 de diciembre del 1862 y luego elevado a la dignidad sacerdotal el 3 de marzo de 1867 en la ciudad de Lima.
El 15 de febrero de 1875, se incorporo al convento de los descalzos de lima, donde fue nombrado vicario y cronista bibliotecario por ser un religioso virtuoso y amante de los libros.
Fue director espiritual del clero de lima y visitador de comunidades religiosas por encargo de la delegación apostólica del Perú. Se distinguió por su dedicación al confesionario. Su piedad y su observancia le captaron el aprecio de los que le trataban, de preferencia consagraba sus desvelos a la gente desvalida.
Extendió su labor apostólica y misión a los pueblos de los departamentos de Lima, Ica, Ayacucho, Huancayo, Huancavelica y Huánuco, donde se distinguió por su elocuente y fervorosa palabra, vida austera, humilde y fraterna. El  de diciembre de 1883, fundo la congregación de las religiosas franciscanas de la inmaculada a quien tenía una tierna devoción.
Fueron las iniciadoras de esta obra de las madres clara del corazón de maría Álvarez y Rebeca Valdivia Paredes, actualmente la congregación extendió su labor misionera a varios lugares del Perú y el extranjero.
Como obispo fue un varón justo y prudente, amigo y padre de todos, principalmente de sus sacerdotes, para quien tenía el corazón tierno como el de una madre. Como buen hijo de san francisco de asís fue humilde hasta el extremo, su noble espíritu jamás dio cabida a la vanidad y soberbia, vestía pobremente, nunca dejo su zurcido sayal de jerga (pobre), fue frugal en su mesa, caritativo con los pobres a quienes dio muchas veces su propio alimento fue hombre de oración, vivió en la mayor pobreza y humildad, sufrió con admirable paciencia los dolores de una llaga incurable en la pierna. Tropezó con muchos obstáculos, pero los soporto y sobrellevo con paciencia, valor y serenidad, propios de un santo. Ya inutilizado se hacía llevar en un cochecito a las iglesias para visitar al santísimo sacramento en donde pasaba largas horas en oración y contemplación. Se disciplinaba hasta derramar sangre. Antes de morir hizo preparar su lecho en el pavimento para mortificación de su cuerpo y entregándose con oblación  perfecta a la voluntad divina. Murió en olor de santidad el 26 de julio de 1902 el la ciudad de Huánuco a los 60 años de edad.
Por su vida  austera, ejemplar y virtuosa el 5 de julio de 1964, monseñor Ignacio Arbulú Pineda, Obispo de Huánuco, inicio la causa de beatificación y santificación de Monseñor Sardinas, se le tiene por santo y su tumba es visitada en la catedral de Huánuco atribuyéndosele muchas gracias obtenidas por su intercesión.

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